viernes, 18 de agosto de 2017

Adiós barriga, hola bebé

Las últimas semanas del embarazo son las más difíciles y las más largas.
El peso, la barriga, la dificultad de movimientos, los pies hinchados, las ganas de ver al bebé, los miedos y nervios por la nueva situación... Parece la historia interminable.

Se habla de 40 semanas de embarazo, pero desde la 36 ya vamos pensando en que puede adelantarse.
-Ay, qué bien, a lo mejor lo tengo antes de lo esperado conmigo.
-Uy, ¿y si necesita incubadora?

Y así van pasando los días, y el momento no llega.
Incluso te puedes meter en la semana 42, desesperada, y que entonces te den cita para parto inducido (provocar el parto).

Mientras, repasas todo aquello que has aprendido del parto:
- Contracciones: ¿tengo o no tengo? Ay, un dolor, ¿estaré de parto?
- Rotura de bolsa (romper aguas): creo que estoy mojada, ¿habré roto aguas?
- Plan de parto: quiero que mi parto sea así y asá.

Pero cuando llega el momento, el de verdad, se reconoce aunque hayas tenido varias falsas alarmas.
Y aquí viene lo complicado:
- No todos los hospitales aceptan y siguen el plan de parto para que sea respetuoso como tú quieras (por no decir que en la mayoría esto se lo saltan)
- Eso de que las contracciones son cada 5 minutos, mentira. Cada parto es un mundo.
- Epidural sí o no: pues depende de cómo vaya el parto y del aguante que tenga cada una para soportar el dolor. Yo, por supuesto, agradezco el alivio después de tanto dolor. Una vez te ponen la epidural todo es mucho más fácil.
- Los temidos puntos: según el parto, y según el médico que te toque, puede que no haya corte (episiotomía) ni desgarro, o que te tengan que dar 20 puntos.

Lo más importante es que tú y tu bebé esteis bien, y que una vez le ves la carita y le tienes contigo se te olvida el dolor que has pasado, los nueve meses, la desesperación, etc.

Mi primer parto acabamos en la semana 42, con cita para parto inducido que se alargó porque yo tenía contracciones y no llegaron a inducirlo.  El resultado: ingresé un día 25 a las 8 de la mañana para parto inducido y princesa nació la madrugada del 27. Dos días de parto con contracciones que viene y van hasta que comenzó el verdadero trabajo de parto, y un corte que necesitó unos 7 puntos externos internos a parte, por una matrona en prácticas.

El segundo parto, 40 semanas y 6 días. Con contracciones fuertes desde que me levanté por la mañana que poco a poco se fueron haciendo más intensas y regulares. Al llegar a urgencias a mediodía me tumbo para poner el monitor, y las contracciones se frenan y se vuelven irregulares. Para mi sorpresa, estaba dilatada de 5 cm. En menos de 3 horas nació mi príncipe, con contracciones irregulares y un pequeño desgarro de un punto.

El tercer parto ha roto las reglas aún más.  41 semanas y un día, con mucha presión de su cabeza aproximadamente una semana. A las 41 semanas me dijeron que estaba dilatada de 2 cm, lo normal al no ser el primero, que no tenía contracciones y que todavía tenía que bajar un poco más la cabeza.  El dolor que yo tenía era tan fuerte que me hacía saltar de la silla y ponerme de pie, no podía estar sentada. Y así pasé algo más de un día. Yo no noté contracciones en la barriga, era dolor abajo, como si su cabeza hiciera fuerza. A las 4 de la tarde el dolor empezó a ser más fuerte y más seguido, pero no era regular ni contracciones en la barriga. Esperé hasta que me dieron un par de dolores/pinchazos con un espacio de dos minutos entre ellos, y ahí me fui a urgencias. Dilatada de 7 cm a las 6-7 de la tarde, sin contracciones en la barriga, y con ese dolor que había pasado de ser cada 12 minutos más o menos, a cada minuto o cada dos. A las 9 de la noche tenía a mi principito, sin cortes ni desgarro.

Aprendí que cada embarazo y cada parto es un mundo.
Aprendí que no hay un patrón a seguir.
Aprendí que cada uno sale cuando le toca.
Aprendí que no se puede planear.
Aprendí que lo importante no es el cuando ni el como, sino que todo salga bien.

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