domingo, 16 de julio de 2017

¿Sacrificio o felicidad?

Para muchas mamás, y para mucha gente en general, el hecho de tener hijos supone un sacrificio en el día a día, renunciar a cosas que hacías hasta entonces, cambiar de hábitos, y un trabajo y sobreesfuerzo añadido.

Y, claro está, no vamos a negar que ser padres supone un gran cambio y mucho esfuerzo.

Pero esto, como todo, afecta diferente según lo que esto signifique para cada persona.

Para mi, no hay cosa más feliz que ver crecer mi familia, que tener hijos.
Y queda claro cuando he tenido a mi princesa M en 2013, a mi príncipe A en 2014, y a mi principito J en 2017.

En estos cuatro años no he pasado ni un sólo día sin ellos.
No he ido al cine desde que nació mi princesa.
No he tenido una cena romántica de pareja.
No he viajado con la libertad que lo hacía antes.
He cambiado mis horarios, mis gustos y aficiones han quedado a un lado, no busco nada para mi sin antes hacerlo para ellos, y así un largo etcétera.
Pero soy una mamá feliz y disfruto cada día de los momentos que mis hijos me regalan.
Y no lo cambio por nada.

Aprendí que ser una supermamá conlleva un gran esfuerzo pero recompensa con la mayor felicidad.

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